Cuando empezamos una relación, del tipo que sea, esperamos algo de esa persona. En el momento en que esperamos es cuando comienzan los problemas. Esperamos demasiado de las personas a las que queremos, a veces quizás de una forma un poco egoísta, quizás esperamos sin dar lo que se espera de nosotros. Tampoco podemos saber lo que quiere la otra persona, normalmente con un simple gracias, te quiero o lo siento suele funcionar y evita muchas decepciones y enfados innecesarios.
Una solución podría ser encerrarse en una cueva y no querer relacionarse con nadie por miedo a que esa persona nos defraude no superando nuestras expectativas. Lo mejor será bajar las expectativas, no tener miedo a curarse uno solo sus heridas, y aprender a dar y recibir de forma equitativa y a quien realmente lo merezca.
Lástima que estemos demasiado ocupados en pensar que pensaran de nosotros, mientras los demás hacen lo mismo y no quitemos la vista de nuestro ombligo.